"La cámara lúcida" Roland Barthes
E.N.S.A.Y.O
Cada uno experimenta
sensaciones diferentes cuando observamos una foto, no existen teorías o
esquemas para mirar una imagen. Cada quien tiene sus propias motivaciones y la
Fotografía nos provoca una reacción diferente. Ésta es la interpretación de
Roland Barthes.
Pienso que este texto es un
tanto melancólico y depresivo, con reflexiones existenciales, toma como tema
principal la muerte y la búsqueda de la esencia de la fotografía sobre el valor
de la misma en el justo momento en que se produce la desaparición
irreversible del referente provocando la muerte del sujeto fotografiado. Es una
añoranza del pasado que aún vive por medio de la fotografía, los recuerdos de
su madre y los lugares en los que vivió su infancia, como la foto del establo
que no nos muestra porque para nuestros ojos solo sería una foto más y no
entenderíamos el gran significado que para él representa. La fotografía es una
manera de no “quemar” sus recuerdos, trata de explicarse a sí mismo la vida a
través de ellas como pequeñas soledades, que van dando testimonio de “lo que ha
sido” él nos dice que la fotografía no retrata la realidad, la utiliza con un
fin específico. Lo que ya fue ya no es, por tanto no es real. Lo que existe en
la fotografía sucedió.
“¿No estamos enamorados de
ciertas fotografías?”
¿Qué
me mueve de una fotografía? ¿el detalle innombrable?, ¿la realidad intrínseca
que muestra? ¿o esa atemporalidad que me posiciona fuera de ella? Nunca
entenderemos en qué medida una fotografía nos conmueve por encima de otras, por
qué lo que vemos en ella no es lo mismo que los demás han visto. No seremos
capaces de explicar la razón por la cual a través de algo tan incierto como esa
imagen, que no existe sin su referente, nos reencontramos con ciertos objetos,
situaciones o personas. Tal vez la belleza no está en lo que en ella
contemplamos sino en el mero hecho de saber que eso que nos muestra estuvo ahí,
existió.
La fotografía de mi hermana
recién nacida sobre mis piernas, me conmueve. La imagen no es muy buena, lo que
me emociona de ella es que me permite reconocer al ser amado. El retrato se
convierte entonces en el perpetuo déjà vu de un momento que nunca
podrá repetirse y que, a pesar de eso, cuando lo observo no puedo evitar más
que evocarlo eternamente.
El autor define dos
conceptos: studium, lo que tiene que
ver con el gusto y la cultura. El trasfondo. “Punctum” es aquello que llama tu
atención, que define la fotografía, que se puntualiza. Lo que nos hacen vibrar de alguna
forma, tienen algo que personalmente nos inquieta. Este algunas veces no es un objeto en la
fotografía, si no la idea que representa. Barthes habla de una fotografía en
específico, donde el punctum es que “la persona retratada va a morir”.
La muerte se vuelve
tan importante en su discurso, que incluso vincula la fotografía al teatro más que
a la pintura, pues éstas dos (refiriéndose particularmente al teatro primitivo)
rinden “culto” a la muerte.
Así mismo, esto tiene
sentido al pensar que el fotógrafo mientras fotografía está sometido a varias
sorpresas: lo raro, la proeza, las contorsiones de la técnica, el hallazgo o el
inmovilizar una escena en un momento decisivo; “El fotógrafo es como un
acróbata, debe desafiar las leyes de lo probable e incluso de lo posible, debe
desafiar las leyes de lo interesante…”
Barthes en su ensayo se
adueña de la fotografía, la hace suya, demuestra qué siente cuando la ve, cómo
la analiza. Puedo concluir que con los conocimientos que hemos adquirido de
fotografía a lo largo del curso y en el futuro profesional de cada uno,
deberíamos apropiarnos de la fotografía. Hacer de la cámara, como dice el
profesor, una extensión de nuestro cuerpo, un tercer ojo, una ventana a otros
mundos y realidades.
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