.E N S A Y O. El viento recorre mi cabello, lo despeina, entra a través de la ventanilla totalmente abierta, se filtra en mis dedos. Disfruto del olor a tierra mojada, pino y flores silvestres. Los paisajes de la carretera México-Cuernavaca se han enterrado en mi corazón y jamás se irán de mi memoria. Son incalculables las veces que he recorrido ese mismo camino, lo increíble es que cada vez que me adentro en él, lo veo diferente, una nueva experiencia, siempre mágico, un lugar que da la sensación de ser inmarcesible, pareciera que es imposible que pierda vida. Cuando el destino te pone frente a un paisaje, debes asumirlo como una serendipia, un hallazgo afortunado porque nunca fue planeado. Se debe exprimir el momento de estar ante tal maravilla, un regalo para los ojos y el alma. Me entristece no conocer de pies a cabeza a mi hermoso Morelos, tuve la oportunidad de ayudar por el desastre del terremoto a una ranchería llamada El Higuerón, en Jojutla. Dura...
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